En uno de esos escrutinios del pasado, perdido en la lluvia, triste de esperar sin saber qué ni a quién, ni para qué, el general tocó fondo: lloró dormido. -Gabriel García Márquez, El General en su Laberinto.

La molestia general es grande, pero mayor aun en su propio partido. Sus correligionarios se sienten defraudados, mucho más los que desde un principio estuvieron con ella. Como el Luis Muñoz Marín del poema Panfleto, que “He ahogado mis sueños /para saciar los sueños que me duermen en las venas /de los hombres que sudaron y lloraron y rabiaron /para sazonar mi café”, ellos están en el olvido, y son los que siempre estuvieron defendiendo y apoyando su candidatura, porque creyeron en ella.

Sus compañeros de partido, que trabajan en las agencias, no habitan en la memoria del partido. Su

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