Esta semana se cumplió el 80 aniversario del bombardeo nuclear a Hiroshima y Nagasaki que cesó la Segunda Guerra Mundial con la masacre en apenas segundos de más de 210 mil vidas. La única vez que se usaron estos artefactos en un frente bélico. No solo hubo aquellas víctimas inmediatas. Otras decenas de miles cayeron luego poco a poco atrapados en los efectos de la contaminación. Quienes sobrevivieron, los llamados Hibakusha (literalmente, persona bombardeada ), quedaron presos del arrasador impacto psicológico y de la discriminación que sufrieron por parte de sus paisanos.

Ese horror acaba de experimentar una peculiar forma de ser evocado por parte de las dos mayores potencias nucleares de la época. El autócrata ruso Vladimir Putin acaba de anunciar que se libera de lo que llamó un

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