Los cruentos hechos ocurridos en Amalfi y Cali, afligen, enlutan y enardecen, pero, infortunadamente, no sorprenden. Dieciocho (18) vidas inocentes cegadas, más de setenta (70) heridos, daños materiales inestimables, y una región y una ciudad intimidadas y asediadas por el narco terrorismo, todo, resultado de los perversos Acuerdos de La Habana, y de la mal llamada Paz Total que perdona el delito, premia el crimen y gratifica la villanía.
Nunca antes como ahora, la nación había experimentado tanta incertidumbre sobre la continuidad de la democracia, y en especial, sobre la realización pacífica y ordenada de las elecciones del 2026. Tampoco, nunca antes, la economía había soportado tanta afrenta y amenaza, y registrado tan grave y progresivo deterioro, incluida la época de la contingencia