Despierte Presidente.

No solo los huérfanos, las viudas, los heridos y las fuerzas del orden están de luto, también lo está la patria, como no sentir con ellos el dolor que no se cura con discursos; lo cierto es que la violencia campea en las cuatro esquinas de la patria, que regresamos a lo que pensábamos haber dejado atrás. Nuestra inútil solidaridad con las víctimas de las bombas en Cali, con los policías asesinados por quienes celebran haber coronado una masacre y con los que caen cada día víctimas de las bombas asesinas, de las balas disparadas a mansalva, de la cobarde emboscada, de los tatucos envenenados.

“Para reducir la violencia y reprimirla, ya lo estamos viendo, es preciso que la Nación entera, sin reservas, se dedique a ese trabajo supremo, no con la cándida esperanza de qu

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