Hamás ha liberado a los 20 rehenes israelíes que seguían con vida e Israel a casi 2.000 prisioneros palestinos, después de 72 horas de la entrada en vigor del alto el fuego en Gaza. La primera fase ha sido completada con éxito pero lo que viene es incierto y delicado

Alegría, nervios y lágrimas en el regreso de los presos palestinos liberados por Israel tras el acuerdo con Hamás

Este lunes eran un día clave para la aplicación del acuerdo de alto el fuego en Gaza y todo ha salido como previsto, aparte de algunos retrasos y cambios de última hora. Pasadas las 08.00 horas en Gaza (07.00 en España), Hamás entregaba los primeros siete rehenes y, unas dos horas más tarde, los otros 13 del grupo de 20 cautivos israelíes que seguían vivos desde su secuestro el 7 de octubre de 2023.

Esa fecha ha marcado un antes y un después para todos, tanto israelíes como palestinos, pero ante todo para los gazatíes, que han sufrido en sus carnes el brutal castigo militar de Israel por los ataques de Hamás: más de 67.000 han sido asesinados en los pasados dos años de bombardeos, desplazamiento y hambre. Desde el viernes, los ataques israelíes sobre la Franja han cesado y —según estipulaba el acuerdo entre Israel y Hamás mediado por EEUU, Egipto, Qatar y Turquía— los últimos rehenes han vuelto a casa en un plazo de 72 horas desde la entrada en vigor del cese del fuego.

Tras la puesta en libertad de los 20 rehenes israelíes, al mediodía han empezado a salir de las cárceles israelíes los presos palestinos: más de 1.700 gazatíes detenidos en la Franja durante la guerra, que estaban retenidos sin cargos, han podido regresar al enclave palestino; otros 250 prisioneros que cumplían largas condenas en Israel han sido puestos en libertad en diferentes puntos, con base en su destino final —incluidos 154 que han sido deportados fuera de Palestina—.

Más de 20 años en cárceles de Israel

Sayed Al Eid es uno de ellos: fue condenado a cadena perpetua y salió este lunes en libertad después de 21 años. “Estoy feliz de estar aquí con mis seres queridos, doy gracias a Alá”, declaraba. Con voz leve y aturdido en medio de la gente, Sayed explicó a elDiario.es que las condiciones en la cárcel eran muy malas y difíciles: “No hay comida, no hay medicamentos, non tratan de forma inhumana”. “Si necesitas tratamiento médico, sólo te dan un analgésico”, agregó el ex prisionero, muy delgado y con aspecto enfermizo.

Sayed tiene menos de 50 años pero parece un anciano después de haber pasado su juventud encarcelado. “He echado de menos a toda mi familia, a todos ellos durante estos años”, señaló el hombre originario de la localidad de Tulkarem, en el norte de la Cisjordania ocupada. Su hermano Hussein fue a recibirlo y declaró que solo desea que todos los presos sean liberados. “No sé si este acuerdo es un buen acuerdo, sólo sé que han liberado a presos, incluido a mi hermano”, dijo a este periódico. “Espero que terminen los problemas en Cisjordania, en Gaza y en toda Palestina, y que haya seguridad y paz para todos”, agregó.

Muchos familiares de los presos recién liberados no quisieron hacer declaraciones porque tienen miedo a las represalias, saben que van a bajo el escrutinio de las autoridades israelíes, que ya les han advertido de que no hagan celebraciones públicas con motivo de la liberación de sus seres queridos. Unos 80 presos llegaron al Palacio de Cultura de Ramalá en dos autobuses de la Cruz Roja, entre gritos de alegría después de horas de nerviosismo e impaciencia.

Los presos, la mayoría con aspecto demacrado, fueron recibidos por la muchedumbre y un potente despliegue de seguridad de las fuerzas palestinas. Algunos sonreían o lloraban de alegría, otros levantaban los dedos haciendo el símbolo de la victoria, todos con una kufiya en los hombros como símbolo de su resistencia y supervivencia al duro sistema penitenciario del ocupante. Algunos fueron llevados en volandas y los más mayores y en condiciones de salud peores, en sillas de ruedas.

Los parientes buscaban ansiosos a sus seres queridos entre los que bajaban de los autobuses, después de una o dos décadas sin poder abrazarlos. Pero algunas familias no han podido reunirse con ellos porque finalmente no estaban entre los presos liberados o habían sido deportados directamente a Egipto. Un total de 154 hombres han sido deportados porque son considerados “terroristas peligrosos” por Israel. La mayoría participaron en la Segunda Intifada palestina y fueron condenados por su papel en ataques contra israelíes durante el levantamiento popular en los primeros años 2000.

Mientras la liberación de los rehenes israelíes ha sido muy organizada y difundida por los medios a cada paso, la de los presos palestinos ha sido más caótica, secretiva y llena de incertidumbre hasta el último momento, lo cual ha supuesto un sufrimiento añadido para las familias. Según el Comité Internacional de la Cruz Roja, encargado del intercambio entre Israel y Hamás, un total de 1.969 presos han sido excarcelados.

Trump celebra su “paz”

En la plaza de los rehenes de Tel Aviv también se vivieron escenas de júbilo desde el lunes al amanecer, a la espera de la liberación de los rehenes y también de la llegada de Donald Trump a Israel. El mandatario aterrizó en Tel Aviv cuando ya habían sido liberados los rehenes, se reunió con familiares de estos y se dirigió al Parlamento israelí en Jerusalén para ofrecer un discurso sobre su plan de 20 puntos en el cual se basa el actual acuerdo y con el que la Administración estadounidense espera llevar la paz a Oriente Medio.

“Israel, con ayuda de EEUU, ha ganado todo lo que se puede lograr por la fuerza de las armas. Ahora es el momento de transformar estas victorias contra los terroristas en paz y prosperidad para todo Oriente Medio”, dijo Trump triunfante ante la Knéset o Parlamento.

Durante su discurso volvió a demostrar su gran amistad y afinidad con el primer ministro Benjamín Netanyahu, quien tras haber aceptado el plan de Trump para poner fin a la guerra en Gaza está menos presionado, tanto por la comunidad internacional como por los ciudadanos israelíes que exigían un acuerdo que permitiera la vuelta a casa de los rehenes y los soldados. No parece que Netanyahu vaya a rendir cuentas por los crímenes cometidos en los pasados dos años contra los palestinos y su aliado estadounidense, incluso, ha instado al jefe de Estado israelí a que le conceda el indulto en los casos contra Netanyahu por fraude, abuso de confianza y soborno.

El presidente de EEUU fue recibido como un héroe en Israel, donde estuvo pocas horas, hasta volar a la localidad egipcia de Sharm el Sheij para seguir con la escenificación del triunfo de su pax americana. En Egipto, Trump ha participado en una “cumbre de paz” organizada por el presidente Abdelfattah Al Sisi para la firma oficial del acuerdo alcanzado la semana pasada en esta localidad a orillas del mar Rojo. Trump y los representantes de los países mediadores –Turquía, Qatar y Egipto– han firmado en una ceremonia unos documentos cuyo contenido no se ha hecho público. Después, el estadounidense ha afirmado, en su habitual tono triunfal e hiperbólico: “Han hecho falta 3.000 años para llegar a este punto [de paz], ¿pueden creerlo? Y además va a durar”.

Trump ha vuelto a elogiar a los países del golfo Pérsico, en los que confía para que financien la reconstrucción de Gaza, para la que serán necesarias cantidades ingentes de dinero y tiempo. En Sharm el Sheij, “están las naciones más ricas, algunas de las más ricas del mundo. Todos los líderes, los grandes líderes, están aquí: los emires, los reyes y todos. Es un grupo muy interesante”, ha señalado.

¿La segunda fase del plan?

Con el intercambio de los rehenes vivos por los cerca de 2.000 presos palestinos se han cumplido los puntos principales de la primera fase del acuerdo. Sin embargo, Hamás todavía tiene que devolver 24 cadáveres de los rehenes fallecidos: este lunes sólo ha entregado cuatro cuerpos, según ha informado el Ejército, que los ha trasladado de Gaza a Israel, donde serán identificados en el Centro Nacional de Medicina Forense.