Si esto fuera una película, serían los villanos enseñando el botón rojo: gigantes de acero y misiles que suenan a ciencia ficción, pero son reales. Estados Unidos, Rusia y Corea del Sur han puesto sobre la mesa ejemplos brutales de poder militar —no para usar mañana, sino para que el resto del mundo no se atreva a hacerlo.

Empecemos por el Gerald Ford , el portaaviones estrella de EEUU. Según cuentan, es lo más moderno y potente que hay en el agua. Trump lo envía al Caribe como quien mueve ficha en un tablero: un mensaje claro de fuerza. Es un barco pensado para estar operativo muchísimo tiempo, con capacidad para miles de soldados y más aviones a bordo que los que hay en cierto país sudamericano. Es básicamente una base aérea y un ejército flotante vestido con casco naval.

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