No hace tanto, su cabeza valía 10 millones de dólares. Pero la caída de Bashar al Asad, presidente sirio con buenas relaciones con Irán y Rusia, ha hecho de Abu Mohamed Al Jolani, ahora llamado Ahmad Al Sharaa, alguien bien visto por Occidente en tanto que las alianzas en el mapa geopolítico de la zona han mudado de bando. Siria, hasta hace un año país aliado de Moscú y de Teherán, ahora se pasea por el Despacho Oval de Donald Trump, con el aval del turco Recep Tayyip Erdogan, la barba recortada y vestido con traje y corbata.

“La diplomacia del blazer”, como la definía Josep Borrell en una entrevista con elDiario.es: “Hay que alegrarse de que ese régimen despótico haya caído. Y vamos a ver de qué pie calzan los yihadistas, pero de momento han cambiado el turbante por el  blazer , por la chaqueta cruzada, porque quieren dar una imagen de respetabilidad internacional. Su líder ha luchado en Irak y conoce las cárceles estadounidenses. Sabe que si va con el discurso de la yihad, la muerte a Israel y aplica los métodos del Estado Islámico, no va a ninguna parte”.

De momento, a donde ha llegado Al Sharaa después de 11 meses al frente del país es a la Casa Blanca, donde ha tenido este lunes una reunión a puerta cerrada con el presidente de EEUU en el Despacho Oval. Salió de la Casa Blanca unas dos horas después de entrar.

“Es un líder muy fuerte, viene de un lugar muy difícil y es un hombre duro. Me cae bien. Me llevo bien con él, y haremos todo lo posible para que a Siria le vaya bien, porque forma parte de Oriente Medio”, ha declarado Trump a la prensa después de la reunión: “Siria es una parte muy importante de Oriente Medio. Era un lugar increíble con gente maravillosa. Y queremos que Siria tenga éxito, junto con el resto de Oriente Medio. Así que tengo plena confianza en que podrá hacer bien su trabajo”.

Según Trump, “se pueden esperar anuncios sobre Siria. Queremos que Siria se convierta en un país próspero. Y creo que este líder puede lograrlo, de verdad lo creo. Se dice que ha tenido un pasado difícil. Todos hemos tenido pasados difíciles, pero el suyo ha sido especialmente difícil, y creo que, francamente, si no hubiera tenido un pasado difícil, no habría tenido ninguna oportunidad”.

Y ha añadido: “Se lleva muy bien con Turquía, con el presidente Erdogan. Erdogan es un gran líder y está muy a favor de lo que está sucediendo en Siria. Tenemos que hacer que Siria funcione. Siria es una parte importante de Oriente Medio”.

Esta visita supone la primera vez que un jefe de Estado sirio visitaba la Casa Blanca. Nunca antes, desde que el país obtuvo su independencia de Francia en 1946, se ha producido una visita de este tipo. Y llega después de que Estados Unidos haya levantado las sanciones impuestas a Siria durante las décadas en que el país estuvo gobernado por la familia Asad.

Al Sharaa, que fue el líder de Al Qaeda en Siria cuando se llamaba Al Jolani, comandó las fuerzas que derrocaron al presidente sirio Bashar al Asad en diciembre pasado. A partir de ahí, fue nombrado líder interino del país en enero.

Trump y Al Sharaa —por cuya captura EEUU ofrecía una recompensa de 10 millones de dólares— se reunieron por primera vez en mayo en Arabia Saudí. En aquel entonces, el presidente estadounidense describió a Al Sharaa como un “joven atractivo. Un tipo duro con un pasado turbulento, muy turbulento. Un luchador”.

Fue el primer encuentro oficial entre Estados Unidos y Siria desde el año 2000, cuando el entonces presidente Bill Clinton se reunió con Hafez Al Asad, padre de Bashar Al Asad.

La entrada de Siria en la coalición global contra el Estado Islámico le permitirá colaborar más estrechamente con EEUU, si bien el nuevo ejército sirio y las Fuerzas Democráticas Sirias, lideradas por los kurdos en el noreste del país, ya combatían al ISIS.

Antes de la llegada de Al Sharaa a Estados Unidos, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas también votó a favor de levantar las sanciones contra el presidente sirio y otros miembros del gobierno, una decisión que, según el embajador estadounidense ante la ONU, Mike Waltz, es una señal de que Occidente considera que Siria se encuentra en una nueva era tras la caída de Asad.

Al Sharaa llegó a Washington buscando la derogación permanente de las sanciones impuestas a Siria por las numerosas denuncias de violaciones de derechos humanos contra el gobierno y las fuerzas de seguridad de Asad.

Si bien Trump ha suspendido temporalmente las sanciones, su derogación permanente requeriría la intervención del Congreso.