La buena noticia de la reciente polémica sobre la entrevista que Tucker Carlson hizo a Nick Fuentes, un fan de Hitler que tiene un número considerable de seguidores en redes sociales, es que por fin obliga a los conservadores a reconocer la cloaca de antisemitismo que se está desbordando.
Y una mejor noticia: muchos han estado a la altura de las circunstancias. Entre ellos, el senador Ted Cruz, quien llamó la atención a sus colegas republicanos por ser demasiado tibios para condenar a Carlson; el comité editorial de The Wall Street Journal, que denunció “este veneno en sus propias filas”, y gente de la Fundación Heritage, que dimitió indignada después de que Kevin Roberts, presidente de la organización, hiciera una apología aduladora de Carlson. Incluso Roberts se sintió obligado a repudi

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