El despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe, que pone máxima presión sobre el Gobierno del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, cuenta con el creciente apoyo logístico y diplomático de varios países de la zona, con matices entre el apoyo abierto y otros que ponen límites, al menos en el discurso, en la colaboración con las fuerzas estadounidenses.
Los ataques contra embarcaciones que, según Washington, transportaban drogas ya dejaron más de 80 muertos, sin que la Casa Blanca presente evidencias que respalden sus afirmaciones.
El respaldo más frontal ha sido el de Trinidad y Tobago, que está a solo 11 kilómetros de la costa de Venezuela en su punto más cercano, en el extremo norte de Sudamérica.
Cuando EE.UU. inició el despliegue en agosto, la primera ministra trinitense, Ka

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