
La elección del estado de Alaska como escenario para la reunión entre Vladímir Putin y Donald Trump " conlleva una inusual combinación de simbolismo ", ya que recuerda el pasado histórico, refleja el equilibrio geopolítico actual y anticipa el futuro de las relaciones entre Rusia y EE.UU., afirma Aleksánder Bobrov, jefe de estudios diplomáticos del Instituto de Investigación Estratégica y Pronósticos de la Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos (RUDN), en un artículo para RT.
"La cumbre de Alaska es más que una simple reunión entre dos líderes . Es un retorno a la lógica del diálogo directo sin intermediarios, un recordatorio de los lazos históricos y un examen para ver si Moscú y Washington están dispuestos a colaborar allí donde sus intereses no solo se cruzan, sino que podrían alinearse. La historia de Alaska comenzó siendo rusa, continuó siendo estadounidense, y ahora tiene la oportunidad de convertirse en un capítulo compartido si ambas partes deciden verla como una oportunidad en lugar de una amenaza", manifiesta.
La 'América rusa'
Según el experto, Alaska encarna el "espíritu de buena vecindad y cooperación mutuamente beneficiosa" entre Rusia y EE.UU., perdido durante la Guerra Fría. Bobrov explica que la venta a Washington de ese territorio por parte del Imperio ruso fue una decisión estratégica del entonces emperador Alejandro II que constituyó una " inversión inteligente en las futuras relaciones con un país cuyas ambiciones en el Pacífico aún no habían entrado en conflicto con las de Rusia".
El territorio volvió a enfatizar la conexión entre ambos países durante la Segunda Guerra Mundial , cuando los aeródromos de Alaska sirvieron como ruta clave para el transporte de aviones estadounidenses al Frente Oriental y se convirtieron en un importante centro del programa de Préstamo y Arriendo, el programa de ayuda militar estadounidense a la URSS, señala el analista.
Durante todas esas décadas el estado ha preservado la cultura rusa . Aún existen iglesias ortodoxas en funcionamiento y nombres geográficos que reflejan el pasado ruso, como los asentamientos de Nikolaevsk y Voznesensk, así como los lagos Ruso Inferior y Ruso Superior (Lower Russian y Upper Russian), conectados por el río Russian.
"C á lculo pol í tico"
Sin embargo, Alaska no fue elegida solo por su pasado histórico. Bobrov enfatiza que celebrar la cumbre en este estado geográficamente tan remoto es un "cálculo político" de Trump, quien no quería que ningún mediador participara en las negociaciones , ya que eso "inevitablemente cambiaría el tono y las prioridades de la cumbre". El presidente estadounidense también quiso distanciarse de sus aliados europeos de la OTAN, quienes, "actuando en interés de Kiev, intentarán socavar cualquier avance potencial", cree el experto.
Bobrov indica que Alaska es un buen lugar para discutir cuestiones territoriales en el contexto de la resolución del conflicto entre Rusia y Ucrania porque "su propia historia es un recordatorio viviente de que la afiliación territorial no es una constante histórico-geográfica inmutable, sino una variable político-diplomática formada por acuerdos entre grandes potencias en momentos históricos específicos".
Al mismo tiempo, este estado es la única región verdaderamente ártica de EE.UU., una zona de interés mutuo entre Moscú y Washington. " Rusia y Estados Unidos tienen intereses comunes en este ámbito , desde el desarrollo de la Ruta del Mar del Norte, que discurre parcialmente por el estrecho de Bering, hasta la explotación de reservas de petróleo y gas en alta mar", sostiene Bobrov, destacando que proyectos conjuntos de los dos países en el Ártico podrían convertir la región en "una de las más prósperas del mundo".