El magnicidio de Uribe, favorito de la derecha para las elecciones presidenciales de 2026, reabre heridas en un país atravesado por la violencia y los atentados contra políticos en las décadas de 1980 y 1990.
El legislador de oposición murió luego de sufrir una nueva hemorragia cerebral el sábado, según la clínica donde estaba internado. A mediados de julio, Uribe presentaba signos de mejoría y, tras varias cirugías e intervenciones, había entrado en un proceso de neurorehabilitación.
“Gracias por una vida llena de amor”, escribió María Claudia Tarazona en su cuenta de Instagram, en un mensaje acompañado de una fotografía de la pareja. “Descansa en paz amor de mi vida, yo cuidaré a nuestros hijos”, agregó.
Uribe fue baleado el 7 de junio, durante un mitin en un barrio popular de Bogotá