
El polémico pacto arancelario que suscribieron la Unión Europea y EE.UU. ha puesto en vilo la culminación del largamente negociado acuerdo de libre comercio (TLC) con el Mercosur, pese a que las autoridades de Bruselas lo han presentado como una medida clave para mitigar los impactos de las tarifas de 15 % sobre las mercancías del bloque impuestas por Washington.
En diciembre de 2024, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen viajó a Montevideo para ultimar los últimos detalles del TLC. En su intervención aludió al fortalecimiento de las cadenas de valor, al desarrollo de industrias estratégicas, al respaldo a la innovación en ambos lados del Atlántico y a "mejores precios" entre los dos bloques comerciales más grandes del mundo, que aglutinan un mercado cercano a las 700 millones de personas .
Empero, han transcurrido más de ocho meses desde ese momento y las instituciones europeas todavía no han puesto en circulación los documentos para la ratificación del convenio, recoge El País. A finales de junio, la portavoz de la Comisión Europea, Paula Pinho, dijo a los medios que el proceso arrancaría "en unos días". La primera fase, que aún no comienza , contempla el envío de la documentación legal al Parlamento Europeo, al Consejo de la UE y a los colegisladores del bloque.
Una alta fuente de la UE le explicó al medio español que aunque en Bruselas, la expectativa era "que los textos salieran en julio y se pusiera en marcha el proceso", todo se retrasó por la extensión de las negociaciones del acuerdo arancelario con la Casa Blanca .
Las dilaciones amenazan el calendario fijado inicialmente, que establecía que la ratificación provisional debía conseguirse en 2025, antes de que cada uno de los 27 miembros ratifique el convenio individualmente. "Sigamos adelante y firmemos el acuerdo con Mercosur a finales de año", exhortó a comienzos de julio el presidente del Consejo Europeo, António Costa, ante el Parlamento Europeo.
Más obstáculos
Aunque para la UE el acuerdo con Mercosur representa un paso clave para disminuir su dependencia comercial y geopolítica con EE.UU., dentro del bloque subsisten negativas y conflictos de interés que hacen dudar de la aprobación plena del TLC con el Mercosur.
Está, por un lado, Francia, cuyas autoridades se han opuesto ferozmente al pacto alegando perjuicios para los agricultores locales. "Nuestro problema, en Europa, es que hemos establecido reglas sanitarias muy estrictas para los agricultores en cuanto al uso de fitosanitarios: un sinnúmero de estos productos están prohibidos. Si el Mercosur quiere producir bienes del sector agroganadero y exportar para Europa, entonces deben cumplir las mismas reglas", argumentó el presidente Emmanuel Macron en julio pasado.
No obstante, la semana previa, al comentar una conversación telefónica con su par brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, el mandatario galo expresó en sus redes sociales que está dispuesto a conceder el visto bueno, "siempre y cuando" se preserven "los intereses" de la "agricultura francesa y europea" , y redunde en beneficios económicos tangibles.
En otros países con gran peso agrícola como Polonia , tampoco se esperan apoyos para el acuerdo, mientras que Italia ha sido más ambiguo, al apuntar que Roma apoya el acuerdo con el Mercosur si ello no representa un riesgo para su producción agrícola.
En Países Bajos , la situación es todavía más incierta. La actual legislatura se opuso al acuerdo, pero el próximo octubre están previstas elecciones parlamentarias donde puede cambiar la correlación de fuerzas. Sin embargo, es difícil adelantar pronósticos porque la situación política se estima inestable.
También en el Parlamento Europeo hay poca claridad. Algunos bloques como el liberal, achacan los retrasos a la Comisión Europea, que a la fecha no ha consignado los textos legales. Marie-Pierre Vedrenne, portavoz de ese grupo en materia de Comercio, advierte asimismo que "muchos grupos están divididos con respecto a este acuerdo" , lo que hace suponer que en esas arenas también se librará una batalla donde estarán en juego intereses comerciales y geopolíticos.