Al llegar a Bogotá, la capital de la República, lo primero que impacta no es el tráfico ni el clima, sino el tono del saludo. O, mejor dicho, la ausencia de él.

Mientras en Medellín aún se escuchan los “buenos días” con sonrisa incluida, el “veci” bogotano suena distante, casi mecánico. No es una crítica, es una observación que nace del contraste, de lo que se siente al venir de una tierra donde el saludo aún se acompaña de un apretón de manos y una mirada directa.

Durante una gira de medios de ocho días junto al artista Elmer Mazo y Loro Musical, recorrimos emisoras y canales bogotanos. La atención fue excelente, sobre todo por parte de los paisas radicados en la capital. Fue esa calidez familiar la que hizo más llevadera la frialdad que, sin ofender, caracteriza a muchos capitalinos. T

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