La edición de este año de Miss Universo, que se celebra esta semana en Tailandia, llega con un récord inesperado: cinco concursantes nacidas o criadas en Estados Unidos compiten representando distintas banderas, desde el país norteamericano hasta las comunidades latinas y el exilio cubano y nicaragüense. Lo que para algunos es una anomalía, para organizadores y participantes refleja un giro en la manera en que se entiende la identidad en el certamen.
Jacqueline Bracamontes, Miss México 2000 y presentadora de Miss Universo, lo resume con una frase que marca el tono de esta nueva etapa: la nacionalidad ya no está definida por el lugar de nacimiento. En entrevista con EFE, la conductora celebró que el concurso haya dejado de ver la identidad como una caja cerrada.
Un escenario donde el exil

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